El
calor del sol evapora las capas superficiales del agua de los mares, que
ascienden, por pesar menos que el aire, y forman las nubes. Estas
concentraciones de vapor son arrastradas por el viento hacia el interior de los
continentes y si desciende la temperatura o las masas de nubes atraviesan una
zona fría de la atmósfera, el vapor de agua se condensa volviendo a su estado líquido
anterior en forma de gotas, que al ser más pesadas que el aire se precipitan.
Aportado por Lucía Cárdenas, Helena, Luna, Naiara, Nora, Raquel, Lucía Albentosa.
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